
Alfonso Leng
1889-1969
“La capacidad artística es un don divino al que el hombre debe dar su justo empleo…”, entrevista El hombre y el arte en el pensamiento de Alfonso Leng.
Músico, compositor y odontólogo; considerado como de los grandes impulsores de la música y la composición chilena.
Descendiente de familias alemanas e irlandesas, Alfonso Leng Haygus nace en la ciudad de Santiago, el día 11 de febrero de 1884. En los primeros años de su infancia queda huérfano, quedando al cuidado y crianza de sus parientes chilenos.
Desde temprana edad comienza a componer como expresión a su mundo interior. “Cinco Dolorosas” para piano y la ópera “María”, basada en la novela de Jorge Isaacs. Lamentablemente, la última, nunca llegaría a terminarse.
Su formación educacional fue muy variada. Estudió en el Instituto de Comercio, recibiéndose como Contador (1904); posteriormente, toma clases de Composición y Armonía, con el maestro Enrique Soro, en el Conservatorio Nacional de Música. En esa casa de estudios, se quedaría sólo por un año, al ser expulsado por indisciplina. Leng no volvería a pisar un aula, motivo por el cual, se considera como un autodidacta.
Paralelamente a la música, Alfonso Leng desarrolla su pasión por el ámbito científico, ingresando a la Escuela de Odontología. Aquella decisión, según lo cuenta en una entrevista, se originó porque su amigo Alberto García Guerrero, lo convenció para ingresar a estudiar dentística y poder seguir conversando de música. En el año 1910, obtiene su título y comienza sus estudios de docencia.
revista Qué Pasa 1974, Biblioteca Nacional
También, emprende investigaciones en el área de la parodoncia, convirtiéndose en un especialista en esta materia. Sus trabajos médico dentales fueron publicados en importantes revistas y enciclopedias norteamericanas y europeas.
En el transcurso del tiempo, Leng comienza a ser un personaje muy destacado en su carrera de odontología, logrando importantes cargos, a nivel nacional e internacional. En 1945, fue nombrado primer Decano de la Facultad de Odontología y, en 1955, Director del Departamento de Investigaciones Paradontólogicas, en la Universidad de Chile. Así como también, fue miembro de connotadas instituciones científicas en Estados Unidos, Italia, Inglaterra, Cuba, Argentina y Perú.
Pese a tener una agenda muy ocupada, nunca se desvinculó del medio artístico. Participó, activamente, en la modernización de las artes de la época, llevando a cabo reformas en el Conservatorio de Música y colaborando en la creación de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, entre otras.
Socialmente, asistía a las reuniones que se celebraban en las casas chilenas, tradición que se remonta desde el siglo XIX, en nuestro país. En estos importantes ambientes, circulaban algunos artistas contertulios de Leng, como: los hermanos García Guerrero, Carlos Lavín, Acario Cotapos, Próspero Bisquertt, entre otros.
Tales reuniones dieron origen a las agrupaciones artísticas de carácter privado que se desarrollaron a comienzos del siglo XX, destacamos: “La Sociedad Bach”, “Academia Ortiz de Zárate” y, posteriormente, en el “Grupo de Los Diez”. Alfonso Leng fue miembro de cada una de ellas, beneficiándose enormemente, ya que pudo aumentar sus conocimientos, lograr el reconocimiento de sus obras y generar vínculos de amistad, relacionándose con connotados artistas.

Partitura, Revista Los Diez. Archivo Biblioteca Nacional
En Grupo de Los Diez, la música de Leng tendrá un gran protagonismo, ya que a través de sus composiciones encarna las ideas musicales de la agrupación. Durante este período, compone una de sus obras más importantes, el poema sinfónico de la Muerte de Alsino, inspirada en la novela Alsino de Pedro Prado. La obra es considerada como la mayor contribución del artista al sinfonismo chileno de la época.
La Muerte de Alsino fue estrenada, el 20 de mayo de 1922, en el Teatro Municipal con una orquesta de setenta instrumentos dirigida por el connotado director Armando Carvajal.
Pese al reconocimiento entre sus pares, como artista fue muy sencillo. Dirá él que solía componer en sus horas libres, en ocasiones especiales como un modesto aficionado. Afirma que su verdadera carrera es la de dentista, profesor e investigador.
La narrativa de las obras de Leng poseen un contenido emocional, extraordinariamente, fuerte. Textos desolados y dramáticos, resignados o anhelantes; reflejados en las interpretaciones musicales de las creaciones del artista. En palabras propias del compositor, explica que: “Comprendo, suele decir, que mi música puede juzgarse emparentada con la de los músicos románticos alemanes del siglo XIX. La ascendencia me ha impuesto, tal vez, sus imperativos. Y no he podido ser fiel sino a mi propia autenticidad, para expresar lo que he creído digno”.
En relación al carácter de su obra, podemos decir que la música de Alfonso Leng es muy especial. Vicente Salas Viú, musicólogo español, se refirió a la evolución de sus obras, como: “al pasar del tiempo acrecientan su significación. Como los buenos vinos, ganan en grado, se irisan con nuevos matices y su fuerza se hace más penetrante lejos de disminuir”.
En cuanto a su personalidad, según un artículo escrito por Domingo Santa Cruz, en la Revista Musical Chilena, describe a Leng como una figura humana de extraordinario valer, un modelo de laboriosidad, de modestia y de generosidad, de seriedad profunda en todo lo que le ha preocupado, en suma un hombre admirable y ejemplar como tal.
Posee riqueza interior y natural, mostrando hacia los demás, siempre su buen espíritu. Por tales características de personalidad y sus capacidades como artista, lo impulsarían a promover la evolución artística y cultural de nuestro país. Dentro de sus iniciativas, también, destaca su colaboración en el diseño de los festivales de música chilena, que iniciaron a partir de 1948.
En 1957, Alfonso Leng es distinguido con el galardón de mayor rango a nivel país, recibiendo el Premio Nacional de Arte, mención Música. Ese mismo año, es nombrado vicepresidente honorario del XII Congreso Internacional de Odontoestomatología, celebrado en Roma, Italia.
En años venideros, se compromete con otra de sus pasiones, el mar. Amante de la navegación en vela, funda la Hermandad de la Costa, en 1951. Los miembros de la agrupación son amigos de él, todos ellos, aficionados a los deportes náuticos. Inspirados en la vieja tradición de la piratería de la Tortuga (1620) que estableció las leyes del mar, dentro de sus cánones se encuentran: el respeto y la solidaridad entre los hombres del océano.
En la tranquilidad de su casa junto a su familia pasaría sus últimos años. El 7 de noviembre del año 1974, a la edad de 90 años, muere Alfonso Leng Haygus en su cuidad de siempre, Santiago de Chile.
Obras y creaciones:
Dentro de la completa obra de Alfonso Leng, encontramos numerosas creaciones:
Entre los años 1901 y 1914 compone “Cinco Doloras” para piano. La primera edición de esta obra se encuentra en los cuadernos de música de la Revista de Los Diez. En 1918, son ejecutadas por otro músico connotado de la época, su amigo, Alberto García Guerrero.
En 1905, iniciaría su primera ópera, “María”, basada en la novela de Jorge Isaacs. Obra inconclusa.
1905 y 1906, “Preludio N°1” y “Preludio N° 2”, respectivamente.
1909 “Fantasia Quasi”, Piano solo.
1911 “L ied para piano”, piano solo.
“BRouillard”, para voz y piano.
“Reve”, para voz y piano.
“Chanson de L oubli”, para voz y piano.
1915y 1918,”Estudio N°1 y Estudio N°3” para piano.
1918 “Sehnsucht”, para voz y piano.
“Du Fragst”, para voz y piano.
“Lotusblume”, para voz y piano.
“Las Meine Tränen Fliessen”, para voz y orquesta.
1919 “Alma mía” Para voz y piano
1920 “Doloras” N° 1- 2- 3 -4 -5 para orquesta
1920, “La muerte de Alsino”, poema sinfónico, una de sus obras más importante que guarda relación con su estrecha amistad con Pedro Prado, escritor, miembro del Grupo Los Diez, y Premio Nacional de Literatura.
1919-1932 “Diez Preludios”, para piano el N°1, fue interpretado por Rosita Renard, en el municipal.
1922 “Cima”, para voz y canto.
“Andante”, conjunto de cámaras.
1928-1932 “un poema”, para piano.
1931 “Frühlinglust”, para voz y piano.
“Wehe Mir”, para voz y piano.
1932 “Dos Otoñales”, para piano.
1936 “Fantasía para piano y orquesta”
1941 “Salmo 77”, coro para cuatro voces mixtas.
“Tres Corales”, coro.
1950 “Sonata para piano”.
1954 “Warte Nur”, para contralto y piano.
1955 “Vigilien”, para contralto y piano.