Conversamos con una de las talleristas y fotógrafa de la Fundación Cultural Casa de Los Diez sobre sus inicios en la fotografía, su relación con el feminismo y mucho más.
Fotógrafa, docente y emprendedora, así se define Valentina Jara (32), una de las talleristas de la Fundación Casa de Los Diez, quien hoy se dedica a la fotografía de retrato y en paralelo realiza talleres de fotografía básica, iluminación y retrato, aunque lo que más le gusta, tal como nos cuenta, son las fotografías de desnudo artístico: “Llevo más de 10 años realizándolo y siento que la gente confía en mi trabajo y poco a poco me hago un nombre dentro de esta área”, afirma.
¿Qué te motivó a estudiar fotografía?
La fotografía y el arte siempre estuvieron presentes en mi familia. Mi papá era fotógrafo aficionado y en mi casa siempre hubo cámaras para retratar nuestros momentos más importantes. Recuerdo mucho mi infancia, el álbum familiar que tomábamos cada verano con rollos de fotografía de 35 mm y que luego revelábamos; era muy lindo juntarse a ver fotos en familia (hoy se ha perdido esa costumbre).
En el colegio siempre andaba con mi cámara compacta y a los 15 años tuve la posibilidad de aprender revelado y copiado de fotografía análoga, gracias a un taller de laboratorio que realizó una ex alumna de mi liceo. Creo que siempre quise ser fotógrafa, pero no imaginaba que el camino que escogí iba a ser tan largo.
Por otro lado, mi familia es un matriarcado de profesoras, siendo mi madre, abuela, tía abuela, hermana y tías, docentes de colegio. Siento que la fotografía y la pedagogía siempre han marcado mi vida y soy muy feliz de poder ejercer ambas.
– ¿Cuáles son tus referentes?
Me gusta mucho el trabajo de Man Ray, fotógrafo dadaísta que trabajaba el desnudo y el erotismo. Me gusta por su luz y experimentación, porque me impulsa a no quedarme dentro de las barreras de lo tradicional.
También adoro el trabajo de Maya Goded, mexicana que trabajó en Plaza de la soledad, una serie muy conmovedora acerca de la prostitución en la tercera edad. Me fascina la relación que se gesta entre fotógrafo y fotografiado, siento que esa coexistencia es de un valor casi performático, ese respeto por el cuerpo del otro y sobre todo, registrar de modo que parezca que no estás presente.
Me pasa igual con la obra de la reconocida fotógrafa chilena Paz Errazuriz y su serie El infarto del Alma, por la cual ella convivió meses con las personas del psiquiátrico para poder obtener esas imágenes tan íntimas.
Ahora si tú me preguntas, yo me siento más una retratista que una fotógrafa publicitaria.
– ¿Cómo ha sido para ti trabajar en el mundo audiovisual?
Ha sido apasionante y absolutamente difícil. Cuando terminé la carrera comencé a buscar trabajo como artista, pero no se encuentra por avisos de internet. Todo depende de ti, de la visibilidad, autogestión y las redes de contactos que creas.
En mi caso, trabajar como independiente requiere de muchísimas otras habilidades adicionales a ser relativamente buena en la disciplina que ejerzo, como tener conocimientos de administración, marketing y atención al cliente. También se necesita mucha constancia, fuerza y autovaloración. Piensa que el audiovisual es un mundo en donde la gran mayoría son hombres, hay pocas mujeres ejerciendo o en cargos de relevancia. La verdad no conozco fotógrafas que no hayan tenido que inventar un espacio para poder liderarlo.
Como mujer, ¿has sufrido o has visto malas prácticas en lo laboral?
Creo en la fotografía las mujeres los mismos tipos de segregaciones laborales que en otras profesiones, como desigualdad salarial, discriminación por estar en edad fértil o por tener hijos. A muchas de mis conocidas, las agencias no les realizan contrato por ser una ‘posible carga’ al estar en edad de ser madres. Cuando trabajé cubriendo pautas de prensa y eventos musicales, hubo muchos fotógrafos y camarógrafos que me violentaron con empujones por querer estar en ese punto de prensa. Es como si les molestase que hoy en día haya mujeres ejerciendo en su área, ocupando los que por años fueron sus espacios.
Otra mala práctica que veo mucho, es la que se da en los espacios para exponer o darle visibilidad a las obras de autor. Los curadores de los museos son hombres que llaman a otros hombres a exponer obras con la mirada del hombre. A la mujer se la llama para exponer como un elemento pintoresco, lleno de estereotipos. Es por eso que en 2018 comenzamos el colectivo Mirada de Mujer, que convoca a fotógrafas, tanto emergentes como consagradas, para darle visibilidad y espacio en la fotografía. Hoy somos más de 30 fotógrafas, con exposición itinerante por todo el país.
– ¿Existe para ti relación el feminismo y la fotografía?
Toda fotografía va a ser siempre política, ya que es una forma de capturar una visión del mundo a través de una imagen. También dentro de lo que vivimos hoy como sociedad siento que es necesario posicionarse en uno de los lados de la vereda.
-¿Es una causa a la que adhieres?
Sí, adhiero al feminismo, sobre todo en los ámbitos que se relacionan en la colectividad y sororidad entre mujeres; también en ámbitos que buscan mayor equidad en lo laboral, justicia social, condenar las violencias sobre nuestros cuerpos y, en especial, en la visibilización de nuestro trabajo como artistas.
Quiero que en cada espacio donde haya fotógrafos exista equidad de género como, por ejemplo, en la selección de expositores y expositoras que se hace en los festivales de fotografías. También me gustaría que en el currículum del Ministerio de Educación se pase la misma cantidad de artistas mujeres que hombres.
Quiero que nos incluyan por ser buenas, no por ser mujeres, pero para demostrar todo el talento que hay en Chile, tenemos que necesariamente abrir los espacios y dar más visibilidad, porque hay mucha gente que cree que no hay fotógrafas, no se conoce nuestra actividad fuera de nuestros mismos círculos. Es una tarea de todos modificar ese rango de participación, exposición y vitrina.
– ¿Cómo llegaste a la Fundación y qué te motiva a trabajar ahí?
Llegué a la fundación por medio de un proyecto educativo que se estaba gestando, Academia X. Luego se me dio la posibilidad de ser artista residente de Casa de los Diez. Para mí ha sido una hermosa experiencia desde el valor patrimonial que tiene la Casa de Los Diez, hasta su valor como agente cultural en resistencia ante la avasalladora demolición y poca valoración histórica de los monumentos. Estoy feliz de poder tener mi estudio fotográfico en este hermoso espacio.
– Y para finalizar, ¿cómo quieres que sea reconocido tu trabajo a futuro?
Me gustaría que de mi dijeran: ´ah, Vale Jara, la fotógrafa de retrato que los desnudaba a todos’.
Si quieres conocer más acerca de su trabajo, puedes visitar su Instagram Estudio Fotográfico Frame.