Nuestros Horarios: Ya estamos de regreso

Julio Ortíz de Zárate

Julio Ortíz de Zárate

1885 -1946

“De mis viajes, de mis estudios, de mis largas visitas a los museos, he sacado en limpio que es una ley absoluta para todos los pintores la siguiente: que el pintor ha de hacer pintura y que la pintura es un arte completo, en sí y por sí”. Artículo de Emar, Juan. Grupo Montparnasse: Julio Ortiz de Zárate.

Connotado artista de las artes plásticas, pintor y escultor chileno.

Julio Ortiz de Zárate Pinto nació en la ciudad de Santiago, el 12 de abril de 1885. Sus padres fueron, don Eliodoro Ortíz de Zárate y, su madre, doña María Cristina Pinto Errázuriz.

Desde muy niño estuvo inmerso en el arte; su padre fue un destacado compositor y propulsor de la Ópera en nuestro país del siglo XIX, y autor de las reconocidas obras: “La Florista de Lungano” (1895) y “Lautaro” (1901). Desempeñándose, también, como profesor de la Academia Musical de Beethoven, ampliando los horizontes musicales a varios jóvenes que se estaban iniciando en dicha disciplina. A comienzos del siglo XX, y en homenaje a Eliodoro Ortíz de Zárate, algunos de sus discípulos – Carlos Lavín, Eduardo y Alberto García Guerrero, Alfonso Leng, Jorge Valenzuela Llanos, entre otros- fundan la Academia Ortiz de Zárate.

En su infancia residiría en Rancagua junto con su familia. En dicha ciudad, cursó sus estudios primarios y segundarios en el Liceo de Aplicación y, a muy temprana edad trabajó en obrajes de minería, despertando en él, el interés por los metales y la tierra.

Su veta artística se manifestó en la misma época; junto con su hermano Manuel, pasaban horas, absortos, pintando grandes murales decorativos que eran inspirados en temas románticos.

Imágenes. Gentileza Origo Editores

Posteriormente, en el año 1899, ingresa a la Escuela de Minas en Santiago. Paralelamente, toma clases de pintura y escultura con el destacado maestro Pedro Lira, y luego, fue alumno de Fernando Álvarez de Sotomayor, en la Escuela de Bellas Artes. Por haber sido estudiante de dichos catedráticos, es considerado de la Generación del Trece.

Al terminar sus estudios en ingeniería en minas, se traslada al norte, donde comenzará su carrera. Estando allá, soñaba con poder tener un taller para realizar sus creaciones y rodearse con los intelectuales y artistas de la época.

Pese a ese sueño, seguirá en el norte por varios años. En sus viajes a la capital, era asiduo a las tertulias que se realizaban en las casas de antaño, principalmente, en las que se hacían en la Casa de Augusto Tompsom (D´Halmar). En ella, conoció a otros jóvenes intelectuales que tenían sus mismas inquietudes y pensamientos.

La apariencia de Julio Ortíz de Zárate denota fuerza y vigor. Físicamente, era dotado por una gruesa contextura y en su recio rostro, destacaban unos brillantes ojos azules. De temperamento sensitivo y de personalidad inteligente, alegre y cordial. Siempre, tenía una gran sonrisa dibujada en su rostro que hacía agradable cualquier ambiente en el que se encontraba. Estas cualidades lo impulsaron en la vida social de aquella época.

En el año 1904, emprende un viaje al sur junto a Augusto D´Halmar y Fernando Santiván para formar la Colonia Tolstoyana en la provincia de la Araucanía. Su principal postulado será vivir en una comunidad bajo la ideología de León Tolstoi. Esta travesía será breve, pero cargada de experiencias. De regreso a Santiago, serán invitados por el poeta Manuel Magallanes Moure a un predio, cercano a su casa, ubicado en la localidad de San Bernardo.

En la casa del poeta se pone en práctica la comunidad, estableciendo los cánones de la agrupación: austeridad, contacto con la naturaleza y con lo espiritual, trabajar la tierra para proveerse de su propio alimento, cultivar el arte mediante la meditación, entre otros.

Pronto la noticia de la existencia de esta hermandad, atrajo la atención de otros artistas capitalinos, quienes quisieron pertenecer a ella. Así fue como se sumaron pintores, escultores y escritores, tales como: Rafael Valdés, José Backhaus, Pablo Burchard, Carlos Canut de Bon, Baldomero Lillo, Luis Ross, Samuel A. Lillo, Carlos Mondaca, Rafael Correa, Víctor Domingo Silva. En la comunidad pasaban largas horas, dedicados a la lectura, a la crítica literaria y a la contemplación artístico-filosófica, que alternaban con las labores domésticas y de campo.

En 1905, la colonia llega a su fin. Julio Ortiz de Zárate fue un sincero Tolstoyano, lo cual lo representaba de cuerpo entero. El arte y la vida formaron una unidad invisible para él, un ideal y un sentimiento. “Así como creyó en el arte, creyó en la vida; con la misma fe ciega, con la misma honradez”.

Tras esa experiencia, retoma su carrera minera en el norte. Aunque, va y viene. En el año 1906, a los 21 años de edad, contrae matrimonio con Teresa Burchard, quien era una joven pianista admiradora, al igual que él, de la música de Beethoven.

A partir de ese período, comenzará a tomarse el arte con mucha seriedad, como un oficio. Tanto para él como para su generación, eran muy importantes los estudios, no había que dejar nada al azar. De acuerdo con su doctrina, el pintor tenía que dominar otras A partir de ese período, comenzará a tomarse el arte con mucha seriedad, como un oficio. Tanto para él como para su generación, eran muy importantes los estudios, no había que dejar nada al azar. De acuerdo con su doctrina, el pintor tenía que dominar otras disciplinas y técnicas, involucradas a su quehacer: perfeccionar el dibujo realizando bocetos de modelos vivos; incursionar en la pintura de paisajes, y en escultura, aplicarse en el modelado y tallado directo.

Duraznos. Gentileza Origo Editores

Entrando al año 1914, es invitado a formar parte de Los Diez, entre ellos, se encontraba Manuel Magallanes Moure y Augusto D´Halmar, ambos antiguos compañeros de la Colonia Tolstoyana. A Julio Ortíz de Zárate está nueva experiencia le fascina, ya que nuevamente, está inserto en un movimiento de vanguardia artística, donde sus integrantes pertenecen a diversas disciplinas del arte. Participa en el primer número de la revista de la agrupación, en septiembre de 1916, con el dibujo del rincón del claustro.

Su ajetreada vida y su constante búsqueda por la estética e innovación, lo impulsan a realizar un viaje a Europa (1919), donde visitará España, Francia y Bélgica. Durante su estadía, descubre a Paul Cézanne –pintor francés de la segunda mitad del siglo XIX, considerado con el padre del arte moderno-. Además, tiene la fortuna de conocer, personalmente, a Picasso, Joan Miró y Amadeo Modigliani, quienes pertenecían a la Escuela de París, en la cual, su hermano Manuel trabajaba.

Julio Ortíz de Zárate quedó encantado con el lenguaje plástico de Cézanne, admirará de él, su tratamiento en las formas y los volúmenes, y en la psicología de los colores. Desde ese instante, tanto su visión en el arte y sus obras serán influenciadas por las principales vanguardias de la época: el cubismo y el arte abstracto. Así, comienza pintar numerosas naturalezas muertas, bodegones y retratos.

En 1922, regresa, por segunda vez, al antiguo continente. Está vez, becado por el Gobierno chileno para estudiar arte, perfeccionándose en Francia e Italia.

A su regreso, en 1923, fue cofundador del Grupo Montparnasse junto con el pintor Luis Vargas Rosas y su esposa, Henriette Petit. Dentro de sus miembros, también, se encontraban Manuel Ortíz de Zárate y José Perotti. Entre los postulados de la agrupación podemos mencionar: la renovación del arte, la innovación en la enseñanza de las artes en Chile, reemplazando la formación académica por las nuevas nociones traídas de las primeras vanguardias europeas: cubismo, surrealismo, dadaísmo, expresionismo, entre otras.

En el año 1924, Raúl y Fernando Tupper invitan al Grupo de Los Diez a intervenir artísticamente su nueva casa, ubicada en la avenida Santa Rosa. Aceptando la propuesta, comienzan las remodelaciones que son encargadas, principalmente, a Alberto Ried y a Julio Ortíz de Zárate.

En el libro el Mar trajo mi Sangre, Ried describe que “Julio, con un tesón faraónico o azteca, se propuso construir, con sus propias manos y a cincel y mazo, el pórtico, la verja forjada en hierro y la puerta de cedro, que todavía se mantiene como entrada de una mansión”. Las piedras utilizadas para la construcción fueron traídas de la cantera del Cerro San Cristobal.

Después de un año de trabajo, en 1925, la mayoría de los artistas del Grupo de Los Diez, toman otros rumbos, muchos de ellos emprenderán viajes al extranjero a perfeccionarse sus disciplinas.

En cuanto a su desempeño artístico en las artes plásticas, Ortíz de Zárate fue un pintor de naturalezas muertas, bodegones, figuras y autorretratos. En la tela, su trabajo se caracterizó por el dibujo y la gráfica, utilizando formas sencillas y macizas. El color de sus obras se caracterizó por las gamas terrosas, con intensos tonos rojos y azules. Sus autorretratos fueron muy valorados, en ellos, plasmó su carácter reflexivo. También, realizó un intenso trabajo en grafica, especialmente, en la técnica de Aguafuertes.

En los últimos meses de 1926, es nombrado miembro de la comisión de Bellas Artes y, a modo de intercambio artístico, en 1927, parte en un viaje junto a la delegación chilena, visitando Argentina, Uruguay y Brasil. Ese mismo año, fue nombrado profesor de Grabado, en la Escuela de Bellas Artes de Santiago.

Como docente, Julio Ortiz de Zárate fue muy apasionado e intenso, poseía un gran espíritu de renovación, siempre, trató de orientar a sus alumnos a la búsqueda de estéticas nuevas. Realizó una valiosa labor, siendo pionero en las artes gráficas chilenas al introducir la técnica del aguafuerte, la cual, manejaba con maestría. Simultáneamente, se desempeñó como presidente de la comisión chilena de Bellas Artes de la Exposición Internacional de Sevilla, España. En dicho país, cumplió una intensa labor como gestor cultural.

En el año 1928, presentó un proyecto para la creación de la Escuela de Artes Aplicadas. Y, luego, trabajo como docente en la cátedra de arte de los metales, en el mismo establecimiento.

Posteriormente, formó parte del grupo de alumnos y profesores becados para realizar estudios en Francia. De regreso al país, todos ellos serán conocidos como la Generación del Veintiocho.

Entre los años 1939 a 1946, fue Director del Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, cargo que mantendría hasta sus últimos días.

Durante su trayectoria como artista, Julio Ortíz de Zárate recibió importantes premios y distinciones: Tercera Medalla en Pintura y Segunda en Dibujo, recibidas en el Salón Oficial del Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago (1914); Segunda Medalla en Pintura por su obra “Los Palaqueros”, en el Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago (1916); Primera medalla en Pintura, otorgada en el Salón Oficial, Santiago (1933); Premio de Honor Matte Blanco, Salón Oficial, Santiago (1934); Premio de Honor, en la Exposición Conmemorativa del Centenario de San Felipe, Chile (1940); y Medalla de Oro, en la Exposición de Pintura Chilena, en Buenos Aires, Argentina (1940).

Reconocido entre sus pares como un hombre fuerte, cuyo amor a los materiales y a su arte forjaron su vida. Cuidó, cariñosamente, todos sus elementos de trabajo: los colores, preparaba sus herramientas, construía sus paletas y sus estuches. De sus viajes traía materiales diferentes para experimentar con ellos. El mismo decía que “de esta forma, se podían hacer buenos oficios”. Amaba la pintura, la escultura, la música –fue un aficionado violinista-, la literatura y la arquitectura -carrera que nunca pudo estudiar-.

Ortíz de Zárate, fue un minero en el norte, vagabundo tolstoyano, buscador de minerales, constructor de poblaciones y maestro en la forja del hierro, en su última época. Vivió y trabajó, duramente, toda su vida hasta su muerte, el 31 de julio de 1946, en la ciudad de Santiago.

OBRAS

Dentro de sus obras, las más destacadas son las siguientes:

“Los Palaqueros” de 1916. Obra muy representativa, con la que obtuvo Segunda Medalla en Pintura, en el Museo de Bellas Artes.

“Autorretrato” de 1923, fue una de sus obras más reconocidas. En dicha obra, sacrifica la elegancia para dar prioridad a la expresión y la vitalidad del modelo, libre de connotaciones sentimentales.

“Los Dibujantes” de 1936, óleo sobre tela, donde exhibe una gran maestría en el empleo de la línea y la exaltación de la plasticidad de la figura.

“Naturaleza Muerta” de 1875, 1926, 1931. Collage sobre óleo tela cartón y tela sobre madera.

Sus obras se pueden encontrar en las colecciones públicas de museos y galerías:

Museo Nacional de Bellas Artes Santiago de Chile.

Autorretrato (1923)

Marina (1917)

Naturaleza Muerta

Museo de Arte Contemporáneo, Santiago de Chile.

Naturaleza Muerta, óleo sobre madera

Pinoteca de la Universidad de Concepción, Concepción, Chile.

Los Dibujantes (1936).

Naturaleza Muerta.

Existen otros ejemplares en: Museo de Arte Moderno de París, Francia; Museo Municipal de París, Francia; Museo de Grenoble, Francia; Museo Histórico Nacional, Santiago de Chile; Parque Cousiño, Santiago de Chile.