
Armando Donoso
1886-1946
“Para mí el mejor crítico –decía en una vieja declaración- debe ser el mejor ensayista y el más completo de los artistas. El crítico merece existir si tiene algo propio, algo interesante que decir”. El Augurio.
Escritor, ensayista, periodista y crítico literario chileno.
Nació en la ciudad de Talca, el 18 de septiembre de 1886. Hijo de Ricardo Donoso Cruz y Hortensia Novoa Concha.
Realizó sus estudios de secundaria en el Liceo de Hombres de Talca. Al egresar de de dicho establecimiento, emprende un largo viaje a Europa, recorriendo diferentes países. Las experiencias que recogerá en su estadía, le otorgarán una formación cultural sólida, la cual, le será beneficiosa en el desarrollo de su carrera.
En el plano familiar, contrae matrimonio en primeras nupcias con Ercilia Brito Letelier (María Monvel) –destacada poetisa chilena, considerada como una de los mayores talentos de Latinoamérica-. De su unión, nacerán dos hijos: María y Armando. En 1936, su esposa fallece, en consecuencia de una larga enfermedad. Tiempo después, se casará con la viuda de Pedro Dubournais Salaun, la señora Elena Pení Dissett, de este matrimonio no tendrá descendencia.
Sus cercanos recuerdan al chico Donoso -apodo de periodista-, como un hombre de carácter hermético, alejado de la bohemia y los vicios. Buen amigo, modesto y muy generoso. Dispuesto a prestar ayuda a sus amigos y colegas, principalmente, a los escritores más desafortunados, a quienes los apoyaba económicamente de su mismo sueldo. Nunca se jactó y, siempre, lo mantuvo en secreto; su apoyo fue desinteresado, sin ruido alguno que enalteciera a su persona.
Terminó sus estudios de periodismo en Alemania. Su primer libro es titulado “La Sombra de Goethe” (1900) y es inspirado en la literatura de dicho país. En España, publica “Parnaso Chileno”, escrito, en el que se deja constancia de cómo se hacía la literatura en Chile y en América. Dos años después, escribe “Los Nuevos”, obra que pertenece a la joven literatura chilena.
A su regreso a Chile, durante el año 1910, Donoso participará como crítico teatral, en la ciudad de La Unión y, a partir de ese momento, no dejó de escribir nunca más. Colabora en importantes diarios y revistas literarias, tales como: El Mercurio, la Revista Contemporánea, Los Jueves Literarios, El Diario Ilustrado, La Mañana, La Nación, entre otros.
Armando Donoso consideraba que la crítica debía incluirse como una nueva fuente de análisis de la literatura, donde el autor debía permanecer “desapasionado” para poder realizar una evaluación objetiva. Además, manifiesta su opinión acerca de cómo debería ser la literatura original, la cual, estaba lejos del romanticismo característico del siglo XIX.
De su forma de escribir en este género, el escritor logra percibir la esencia del poeta o del literato, realizando una crítica de imparcialidad generosa. Donoso admira y analiza las obras, evitando el servilismo y la censura; sin bajeza alguna, al contrario, lo hace de una forma elegante y sagaz, siendo capaz de captar el temperamento y la escuela del artista.
El connotado historiados español, Cejador y Frauca, en su libro “Historia de la Lengua y Literatura Castellana”, se refiere a escritor como un artista sensible, rebuscador de bellezas, un lector infatigable, comprensivo y poseedor de una cultura maciza y universal. Agrega, además, que Donoso y Omer Emeth, son los críticos con mayor mérito y autoridad en Chile.
En el año 1914, fue jurado del Certamen de los Juegos Florales. En dicha instancia cultural, indiscutiblemente, vence Gabriela Mistral con “Sonetos de la Muerte”. A partir de esa fecha, entre ambos escritores nace una gran amistad basada en la admiración mutua y en la comunicación a través del intercambio epistolar.
Por muchos años, Gabriela Mistral mantuvo lazos de amistad con varios de los integrantes del grupo de Los Diez: Manuel Magallanes Moure, Pedro Prado y Eduardo Barrios.
El mismo año, tras un largo recorrido por la literatura y entrando a los treinta años de edad, Donoso ingresa al selecto grupo de intelectuales “Los Diez”. En 1916, la agrupación crea su revista, proyecto editorial que sólo durará un año, pero que marcará un precedente en la difusión de la literatura y en el arte de la época.
En la revista, colabora en la crítica literaria. Paralelamente, se preocupa de elaborar una completa selección de poetas nacionales y escribe un artículo dedicado a Augusto D´Halmar, mostrando su gran admiración en la obra del artista. En dicha publicación, se refiere a la Colonia Tolstoyana –movimiento conformado por otros integrantes decimales, Julio Ortíz de Zárate y Manuel Magallanes Moure-, haciendo ver lo difícil que fue para ellos, mantenerse fieles a los cánones propuestos por la ideología.
Gracias a la pluma de Donoso, pulcra e inteligente, existen valiosas biografías que contienen las obras de importantes personajes de la historia, en el ámbito de la literatura y la política. Entre estas biografías se encuentran: Rubén Darío, Barros Arana y Mitre, José Victorino Lastarria y Arturo Alessandri Palma.
Tras la muerte del escritor, un 17 de enero de 1946, muchas entidades del mundo literario rememoraron su abnegación y la dedicación con la que él se consagró a sus labores. Ponderaron su exitosa trayectoria, tanto periodística como literaria.
Los centenares de escritos, poemas y críticas, conceden a Armando Donoso Novoa merecedor de una gran autoridad moral, a nivel hispanoamericano. Moral, también, espiritual que ha traspasado a otras generaciones de hombres de letras y de periodistas.
Las obras más destacadas de Armando Donoso, son:
Libros:
La sombra de Goethe (1900).
Bilbao y su tiempo (1913).
Menéndez Pelayo y su obra (1913).
La nación Alemana: homenaje a SS. AA. RR. los Príncipes de Prusia (1914).
Lemaitre: crítico literario (1914).
Vida y viaje de un erudito: recuerdos de don José Toribio Medina (1915).
Conversando con don José Toribio Medina: recuerdos de su vida intelectual (1915).
Chile (1915).
Barros Arana y Mitre: una amistad literaria (1916).
Recuerdos de medio siglo. Don José Victorino Lastarria (1917).
Homenaje a Rodó (1917).
Brunetiére y la bancarrota de la ciencia (1918).
En torno a la metafísica: su posible renovación según José Ingenieros (1918).
Un filósofo de la biología, Le Dantec (1918).
La senda clara (1919).
Las almas ardientes (1920).
Un hombre libre: Rafael Barrett (1920).
Carta a mi amigo el filólogo (1922).
Sarmiento en el destierro (1924).
Dostoievski, Renán, Pérez Galdós (1925).
Obras de juventud de Rubén Darío (1927).
Goethe : poesía y realidad (1933).
Conversaciones con don Arturo Alessandri: anotaciones para una biografía (1934).
Recuerdos de cincuenta años (1947).
Antologías:
Parnaso chileno (1910).
Los nuevos (1912).
Pequeña antología de poetas chilenos contemporáneos (1917).
El parnaso oriental, o, Guirnalda poética de la República Uruguaya (1927).
Algunos cuentos chilenos (1943).