Tal como hablamos en la nota anterior , el museo se convirtió en el lugar para resguardar las artes que nos muestran el avance artístico en Chile, pero el arte no sólo se encuentra en el museo.
Cuando mencionamos los objetos patrimoniales no sólo nos referimos a objetos muebles, sino también a objetos inmuebles; como lo son los edificios y monumentos históricos. Cuando caminamos por Santiago por ejemplo, notamos como convergen las líneas históricas de la arquitectura y se mezcla el “Santiago Moderno” con los edificios y lugares que te transportan a su atmósfera y su propia historia.
En Chile, para la Ley N° 17.288 de Monumentos Nacionales, se consideran diversas categorías, y las que se relacionan más directamente al área arquitectónica corresponden a: los monumentos históricos (MH) y las zonas típicas (ZT).
Con ésta ley se pone en valor la Protección de nuestra cultura y formas de vida, reflejados en los inmuebles de valor arquitectónico, constructivo, histórico, artístico, intangibles, entre otros.
El patrimonio Artístico ayuda a la construcción de la razón, existe una proyección para la protección de estos elementos, a modo de generar interés en el espectador cotidiano. A su vez nos habla de cómo Chile quiere ser válido dentro de una mirada europeizada de conservación, que busca legitimar y poner énfasis en el patrimonio cultural material, que existe en estos monumentos inmuebles. De esta forma se puede entender que “ la concepción de monumento” es a la larga como un documento, donde las construcciones del pasado contienen un valor histórico desde el punto de vista de la arquitectura, si no que además son documentos trascendentales para conocer la historia de nuestro país, observando las diferentes corrientes artísticas que convergen y han evolucionado en las calles de Santiago.
Caminar por Santiago centro se convierte en un paseo rápido por diferentes épocas si observamos con detención lo que tenemos alrededor, convergen diferentes corrientes artísticas históricas, desde el colonialismo, pasando por un estilo afrancesado característico de un Chile en auge para su época. No todos los edificios patrimoniales en Chile tienen la facultad de seguir funcionando hasta el día de hoy, muchos de ellos tratan de funcionar como espacios activos de recreación, o centros de talleres u oficinas que conservan la fachada. Es parte de nuestra responsabilidad como ciudadanos tratar de preservar el patrimonio inmueble, y es deber de las municipalidades con sus politicas reguladoras, mantenerlas como espacios activos, planteando poner en valor estos espacios en los que se pretende promover los valores culturales, espacios de trabajo o recreación social.
Muchas veces no valoramos lo que no conocemos, pero cada una de los detalles que adornan y caracterizan los inmuebles lo identifican dentro del contexto, dándole un sentido a la historia que tenemos.