El sector de la música no escapa del machismo. Las instrumentistas, cantantes, compositoras, productoras y técnicas encuentran muchísimas puertas cerradas. Esto solo por ser mujeres insertas en una industria donde los escenarios y los rankings han sido históricamente dominados por los hombres.
Esta lucha por romper dicho cerco, derribar estereotipos y desarrollar una carrera profesional en la música es un ejemplo más de lo que viven mujeres día a día en diferentes áreas y que este 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, se recuerda con más fuerza.
Sobre los orígenes de la exclusión, investigadoras como Carol Neus-Bates sostienen que uno de ellos fue el mandato hecho, en el siglo cuarto, por San Pablo: “Mulier in ecclesia taceat” (que calle la mujer en la iglesia). Esta orden le arrebato a las mujeres el espacio público más importante de expresión musical que tenían hasta ese entonces, y reduciendo su acción a lo privado.
Esta censura fue solo el inicio de un camino lleno de restricciones y estereotipos que han durado siglos. A pesar de su talento, trabajo y aporte, las mujeres en la industria han sido encapsuladas a ciertos roles y estilos, tanto en la música popular como en la docta.
Actualmente, las trabajadoras de la música, como parte del movimiento feminista, empujan para desterrar el sexismo, concretar espacios seguros para su labor, igualdad en remuneraciones, reconocimiento y valoración de su trabajo.
Paridad en los escenarios
“El panorama para las mujeres en la música en Chile, si bien ha mejorado bastante desde que comencé hace 25 años en las Escuelas de Rock en donde yo era la única mujer frente a un gran porcentaje de proyectos musicales liderados por hombres, aún tiene brechas por acortar”, señala la compositora e intérprete Miloska Valero.
La cantautora, quien fue parte del ciclo Primavera de Música en la Casa de los Diez en el 2020, comenta que uno de los puntos fundamentales es velar por festivales, y otras instancias similares, con parrillas programáticas con un 50% de proyectos musicales liderados por mujeres. Además, de propiciar más más espacios.
“Hay proyectos femeninos a los cuales les ha ido bastante bien, sin embargo, siguen siendo los mismos nombres que suenan en todos lados. Falta abrir espacios para proyectos que no son parte del circuito que se conoce. Esa es una de las tareas fundamentales con las cuales trabajar estos próximos años”.
Miloska Valero.
Lo anterior se ratifica con un estudio realizado por Ruidosa, plataforma activista que visibiliza y estudia la situación de las mujeres en la música. Este señala que en Latinoamérica, habiendo analizado 25 festivales en 2016 y 17 en 2017, “el porcentaje de números artísticos de mujeres (tanto solistas o bandas exclusivamente de mujeres) correspondía sólo a un 9,5% del total, aumentando a un modesto 22,5% si se consideran las bandas mixtas”.
De esta manera, han sido las mismas mujeres quienes investigando, visibilizando, asociándose y produciendo sus propios espacios han dado la batalla a la discriminación.